domingo, 21 de junio de 2009

Buenas noticias

TERCER DÍA

Todos estuvieron desesperados por llegar a la base, tomar sus pertenencias y marcharse. Pero debieron esperar más de lo que pensaron. Quienes habían dejado la selva para ir a dormir en las cabañas dejaron las hamacas toldos, pero al amanecer tuvieron que ir a retirarlas.

Entre amigos conversaron cómo habían pasado esa noche, y para la mayoría fue una verdadera pesadilla. Como Ana Cristina Vallejo, estudiante de periodismo, quien comentó que nunca más quisiera volver a pasar por ese sitio y lo único que deseaba era poder ir a su casa a dormir.

La lluvia en eses instante quizá ya no importó, todos caminaron a la voz del mando. Unos más rápidos que otros. Esta vez la caminata fue por un sitio donde no hubo nada de lodo, al contrario, un camino bien trazado.
Al llegar al destacamento se cambiaron de ropa, pero esperaron como 5 horas para poder subir en los buses que los llevó de vuelta hacia Quito.

En el primer bus se subieron aproximadamente 15 estudiantes. Sintieron que estaban siendo liberados de un secuestro, y cuando el chofer prendió el carro, los jóvenes cantaron la canción de un cantante de vallenatos colombiano, Jorge Celedón: “hay que bonita es esta vida, y aunque a veces duela tanto, y a pesar de los pesares, siempre hay alguien quien nos quiere, siempre hay alguien quien nos cuida”.
La última imagen en su mente será la del teniente Benalcázar y su sonrisa.

Foto de: Julia Guerra


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